Todavía me acuerdo del primer día en el supe que estaba enamorada de ti.
Desde ese día cambié, ya nada en mi vida era igual. Pasaban los días, las semanas, los meses.... y siempre junto a ti. Pero ya sabes que todo en la vida tiene su final, y el de nuestra historia llegó pronto.
Los primeros días no note la ausencia de tu voz, de tus abrazos, de tus besos. Pero a medida que pasaba el tiempo te iba echando en falta, hasta que llego el punto en el que me arrepentía de haber decidido que todo acabará. Pero ya era muy tarde para echar la vista atrás, para volver a reconstruir nuestra historia, para encajar de nuevo las piezas de nuestro puzzle. Así que intenté olvidarme de ti. Cada día me costaba más no tenerte a mi lado, no poder sentir tu calor, ni sentir que estabas al lado mía. Intentaba con todas mis fuerzas poder despegar mis sentimientos de ti, pero me resultaba imposible. Es como si algo nos uniera a pesar de ya no estar juntos, es como si más allá de nuestra relación todavía hubiera algo entre nosotros dos. Y es que a día de hoy, después de más de un año, todavía te recuerdo cada día que pasa. Es más, he aprendido que no quiero olvidarte, que no quiero despegarte de mi, que no quiero cortar ese hilo que todavía nos une.
A la altura de tu cintura.
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lunes, 15 de julio de 2013
Como un pozo sin fondo.
Hay veces que te prometes a ti misma cosas estúpidas, que sabes que no podrás cumplir, por mucho que te esfuerces. Siempre, año tras año la misma promesa. 'No, no volveré a caer, nadie me hará sentirme menos de lo que soy'. Intentas que esas palabras no queden en el aire una vez más y se esfumen como el humo. Pero es inevitable, porque ahí esta él. Esa persona que te hará olvidar tu promesa, tus palabras.
Intentas no caer, no doblegarte ante él, ser más fuerte, sacar todo tu orgullo..... Pero es imposible. Por tal de conseguir estar a su lado lo dejarías todo, incluso tu dignidad. Entonces es cuando ocurre. Te das cuenta, de que ya no hay vuelta atrás, de que estás enamorada. Y recuerdas lo que te prometiste a ti misma, y ves como se va con el viento. Y es cuando caes, caes a ese pozo, el mismo de siempre. En el que una y otra vez has estado intentado salir. Por suerte siempre lo has conseguido, pero cada vez ese pozo tiene más fondo, cada vez cuesta más salir de él, hasta que llegue el día que su fondo sea tan hondo que te sea imposible escapar de él.
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